El inIcio
Cómo la actuación entró en mi vida es una historia que me encanta contar. Pero es larga. Más que nada, por los detalles en la cadena de eventos que se generaron ese año de 1992. Para contarla se necesita un buen café y tiempo. Basta decir que fui a ver unas clases por acompañar a una amiga, en Rio de Janeiro. Y luego de eso, empecé a ir por algo que sucedió conmigo durante esa primera clase – algo que cambió mi vida. Cambió mi manera de ver el mundo. Cambió mi respiración. Cambió el color de la vida como yo la veía.
Aún así, iba a las clases “sufriendo”. La timidez me quería vencer cada vez que tomaba el bus para ir al centro cultural donde se pasaba el taller. Pero iba. Siempre iba. El teatro se volvió mi amante. ( Luego se transformó en cine). Me sentía como la novia en Bodas de Sangre, que no quería irse con el amante, pero que, aún así, se veía siempre en sus brazos. En mi caso, no hubo sangre… Bueno, capaz algunas veces sí, pero con seguridad hubo mucho sudor y muchas lágrimas. Las hay siempre. Las habrá más. Estoy seguro. Pero no lo cambio por nada. Aunque a veces yo simplemente quisiera estar frente al mar, oliendo la bruma mientras el sol se pone, actuar me llama de vuelta y no sé decirle que “no”. Esta página muestra un poco del camino que me dio la vida.